Esta es una sección dedicada a exhibir de manera critica y objetiva las obras literarias que son orgullo ribereño, para ello se toma en cuenta uno de ambos requisitos: la procedencia del autor (obviamente originario de la ribera del Lago de Chapala o residente) y el contenido de la obra, la cual debe ser alusiva a la zona ribereña y/o su lago.
A continuación la obra que engalardona e inaugura está sección.
A continuación la obra que engalardona e inaugura está sección.
Galindo Gaitán, M. 2003. Estampas de Chapala. Volumen 1. Ediciones Pacífico, S.A., Guadalajara, Jalisco. 126 p.
por José Luis Barragán
No recuerdo el día pero si el
año, en verano del 2003, me encontraba en una librería en Guadalajara cuando lo
vi, no lo podía creer, un libro que ostentaba en su titulo el nombre de Chapala,
envuelto en plástico, presentación sencilla, me pregunté ¿qué tendrá de
interesante este libro que porta con orgullo el nombre de Chapala? sin pensarlo
dos veces lo adquirí, tenía que averiguarlo.
En este primer volumen de la obra
que se titula “Estampas de Chapala”
el autor Manuel Galindo Gaitán nos conduce por un recorrido histórico a través
de una fascinante y amplia gama de ilustraciones fotográficas que revelan cómo
era el estilo de vida en la ribera de Chapala y su lago a principios del siglo XX hasta llegar
a las inmediaciones del presente siglo. Las ilustraciones que nos comparte en la
obra son evidencia pura y un valioso testimonio del siglo pasado, que podemos
catalogar como un legado de nuestra historia.
Además del considerable aporte
fotográfico (180 ilustraciones), la obra presenta otra sección digna de mencionar,
su introducción, la cual a grandes rasgos detalla la historia entorno al lago
desde la llegada de sus primeros moradores hasta la época actual, lo que
implico grandes cambios en el desarrollo económico-social en Chapala y otros
poblados de la ribera. En dicha sección el autor nos confiesa su sentir en
innumerables ocasiones, donde de manera literal expresa su preocupación por los
acontecimientos suscitados en Chapala y su lago con el paso del tiempo. Retomo un breve y certero fragmento de la obra que reafirma lo anterior:
“El hombre con toda la virtud de su inteligencia es el único que
no ha sabido asimilar los principios bajo los cuales se rige el eterno devenir
y lejos de progresar en su conservación y superación, se empeña en encontrar el
fin, la destrucción, la aridez y lo estéril de un hábitat que le fue entregado
como paraíso para su supervivencia”.
Palabras fuertes que describen la realidad
inherente del ser humano y con tristeza lo que actualmente adolece a Chapala.
Tengo que confesar que comparto
el sentir y la preocupación del autor, ante un crecimiento demográfico desmesurado
y una falsa proyección de desarrollo sustentable, no es descabellado pensar que
podríamos ser espectadores o
participes, según la apreciación de cada quien, de la muerte de un lago y el
nacimiento de un desierto, ambas cosas al mismo tiempo. No hay que olvidar que el
agua es un recurso indispensable para la vida, por lo tanto es nuestra
obligación cuidarla. Por último, unas palabras que el autor señala en su
obra para reflexionar:
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